24 ago 2008

MIS AMIGOS (Mi parque, mis juegos)

Si nos transportamos a las décadas de los cuarenta,  cincuenta, Cáceres era una ciudad pequeña, en aquel entonces no debía tener más de 40.000 habitantes y esto hacía que la vida fuese extraordinariamente tranquila. Prácticamente y aunque no fuera más que de vista, todos nos conocíamos, solíamos coincidir en los múltiples paseos por el parque de Cánovas donde en verano, a partir de las nueve y media

. . . . . . . . . . . . Parque de Cánovas . . . . . . . . .

de la noche, se reunía media ciudad sólo y exclusivamente con el fin de caminar hacia arriba y hacia abajo buscando en el paseo ese poquito de aire fresco que nos permitiera sofocar, aunque no fuera más que ligeramente, el inmenso calor pasado durante toda la jornada en aquellos asfixiantes días de verano.

De niños también nos reuníamos en este parque para disfrutar con los juegos de aquella época, juegos de lo más divertidos y al mismo tiempo simples e inocentes. Los juguetes eran extraordinariamente económicos, prácticamente no nos gastábamos ni un solo céntimo en ellos, cosa que por otra parte era comprensible porque no lo teníamos. Jugábamos al escondite, el rescate, hilo negro, el pañuelo, la pica y otros muchos de estilos parecidos. En su mayoría eran juegos, aunque con sus variantes correspondientes, de correr, esconderse, buscar, encontrar y rescatar al compañero, había que tener buenos reflejos y estar preparado físicamente para que no te pillasen.



Kiosco de la Mísica

Como decía, no nos gastábamos dinero en los juguetes porque normalmente los confeccionábamos nosotros mismos con restos de todo lo que encontrábamos en nuestras casas y que por viejo o estropeado ya tenía ninguna utilidad. Las carreras ciclistas era uno de los más practicados. Las chapas de la cerveza se convertían en el juguete adecuado para este juego y además hacían un doble servicio, te divertían mientras las preparabas para convertirlas en bicicletas y corredores y volvían a hacerlo cuando jugabas y competías con ellas. A las tapaderas de la cerveza y botellas similares, le incorporábamos una foto de algún ciclista de la época (el mío preferido era Bahamontes) recortada en redondo de algún cromo, normalmente repetido, y sobre ella se colocaba un cristal convertido en esfera por nosotros mismos al redondearlo con mucha paciencia en la grieta o rendija que solíamos encontrar en las rejas de hierro de algunas ventanas. Una vez realizado este trabajo se lo colocábamos encima poniéndole a su alrededor jabón un poco humedecido para poder moldearlo, éste sujetaba el cristal a la vez que le daba algo de peso para controlarla mejor al ser lanzada. Ya sólo quedaba hacer un circuito sobre las aceras que pintábamos con tiza y que en nada tenían que envidiar, en cuanto a su diseño,

Fuente de los Cisnes


a los actuales de Montmeló o Silverstone de Fórmula-1. Por él, ya podíamos comenzar el juego que, como es fácil de adivinar, consistía en hacer carreras dándole a la chapa con el dedo medio al liberarlo del pulgar que lo sujetaba, pero teniendo el sumo cuidado de no hacerlo con excesiva fuerza para no salirse del circuito porque esto significaba empezar desde cero, ni excesivamente flojo porque podrían adelantarte tus competidores. Una tirada por cada jugador y vuelta a empezar la ronda. Como es lógico el primero ganaba. A este juego seguramente hoy le hubiésemos llamado Fórmula-1 y los corredores a incorporar en las chapas hubieran sido Hamilton, Räikkönen, Massa, etc, aunque también estoy seguro de que el mío favorito hubiera sido Fernando Alonso.

Existían otros muchos juguetes del mismo tenor como el clavo, el aro con guía, patinetes hechos con tablas y cojinetes viejos de máquinas con los que colocados


Patinete hecho por nosotros
en una pendiente asfaltada alcanzábamos velocidades de infarto. etc. 

Desde aquí mi recuerdo a mis dos grandes amigos y compañeros de todos estos juegos; PRIMITIVO TERRÓN MONTERO del que he sabido recientemente a través de un familiar suyo y  RAFAEL MARTINEZ MORENO del que tuve no hace mucho la triste noticia de su fallecimiento.

(Este texto fue escrito en fecha 24 de agosto de 2008 y adaptado a las actuales circunstancias el día 18 de Octubre de 2020)

Juan José Romero M-E.

8 comentarios:

Militos dijo...

Terly: me alegro mucho haber podido leer tu entrada antes de volver mañana al campo.
La fuente de los Cisnes preciosa y el Tenderete de la Música (así lo llamábamos mis hermanos y yo) se parece mucho al del Retiro madrileño.
Los juegos geniales, pero mis hermanos con las chapas jugaban al futbol y también pegaban las cabezas de los futbolistas en ellas.
Muy bonita e instructiva entrada.
Un beso y hasta la cuesta

Pedro dijo...

¿ Tu crees que todo el mundo los conoce...?
No, hace ya muchos años que los niños no saben confeccionarse un juguete, se los damos hechos sin darles opción a estimular su ingenio. Hace mucho que hay consolas y juguetes electrónicos que salen de cajas de plástico con el sello Made in Taiwan, ya no se venden peonzas, ni se juega al clavo, ni al látigo, ni a pídola, ni los niños pueden jugar tranquilamente en la calle...
¡Y si lo hacen, corren graves peligros...!
¡Como me gustó ser niño de los años 40...!
¡Un abrazo amigo Terly!

Anónimo dijo...

Esos juegos eran los "light". Había otros como por ejemplo, colocar un bote lleno de agua-si la había cerca-sobre la barra horizontal de la parte superior de una reja, durante la noche. Se le ataba un hilo negro que cruzaba la acera llevándo éste a una piedra. Lo demás consistía en esperar escondidos para ver la reacción del
pobre transeunte que se llevaba el hilo por delante, con la consiguiente mojadura.
¡La imaginación al poder¡
SIMBAD

ARCENDO dijo...

Como sabes, me encanta tu blog, pero hoy además de decirtelo vengo a premiartelo muy merecidamente. Este es el enlace en el que puedes recoger tu galardón:
http://arcendo.blogspot.com/2008/08/la-semana-y-los-premios.html
SALUDOS.

Anaroski dijo...

Querido Terly, aunque se que ya lo tienes quiero entregarte un premio, te espera en mi blog.

Un abrazo.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Ay, ese parque de Cánovas, he paseado por él y me encanta.

Me has hecho recordar los juegos de mi infancia, hoy podrían parecer cursis y blandengues, filas de niñas tocando palmas y cantando: Al jardín de la alegría quiere mi madre que vaya, por ver si me sale un novio el más bonito de Españaaaa...! fíjate!. Corros, cuerdas, pelotas y unos alfileres con cabezas de colores, antes jugábamos con cosas que no necesitaban pilas, ésas las ponía nuestra imaginación.

Gracias por hacerme recordar todo aquello.

Aguijón dijo...

Terly,
Me ha gustado mucho leer tus últimos posts de tu Cáceres natal.
Me ha recordado una Semana Santa que, todavía sin hijos, fuimos mi mujer y yo con mis suegros a pasarla allí. Fue precioso. Tengo que volver por tu tierra.
Un abrazo,

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Militos:
Tienes razón, también nosotros jugábamos al fútbol con las chapas y a los bolindres (canicas) y a otros muchos juegos más que no he mencionado por no hacer la entrada demasiado larga.

Pedro:
Es una pena pero tienes razón, ahora ningún niño confecciona su juguete y es una pena porque como digo nos divertíamos confeccionandolo y después jugando con ellos, además se desarrollaba la inteligencia, aunque por lo que se ve, yo no debí confeccionar muchos.

SIMBAD:
¡Cuántas veces hemos jugado juntos a todos estos juegos! El del bote de agua era fenomenal pero hay que ver que cabreo se cogía el pobre desgraciado que le caía el agua encima y eso sin contar lo que tuvimos que corres algunas veces para que no nos rompieran la cara.

Arcendo:
Gracias por tan buenas palabras y por tu premio que he pasado ya a recoger y he publicado.

Anaroski:
Te digo lo mismo que a Arcendo, gracias por premiarme y ya he cumplido con mis obligaciones de bloguero.

Luisa:
No te quepa la menor duda que recordar nuestra infancia nos enternece y nos da vitalidad para no pensar en lo "carca" que ya vamos siendo algunos.

Shikilla:
Tú que has tenido la ocasión de conocer el parque de Cánovas, puedes imaginarte lo felices que éramos jugando en él con 8-10-12 años.
Lo de las pilas me ha gustado, lástima que no haya cargadores para revitalizarlas porque ya empiezan a estar un poco gastadas.

Aguijón:
Fuiste en una buena época a Cáceres, en la Semana Santa es espectacular ver el Santo Entierro
bajar por las calles silenciosas de la ciudad medieval escuchándose tan sólo el "clak" de los bastones de los cofrades que portan el paso.

Para tod@s un cariñoso abrazo.