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LAS LLAVES
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¿Las llaves? ¡ah, si las llaves¡
Mis llaves de ama de casa…
¿Qué les pasa?
Parece ser que los duendes,
andan con ellas jugando.
Concretando:
Siempre las tengo perdidas
cuando más las necesito¡
Qué bonito!
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Me las debo haber dejado
tal vez sobre la camilla…
No; en la silla.
Miraré en la biblioteca.
¿Dentro de mi costurero?
No; primero
estuve en el gabinete…
después en el comedor…
Si señor.
¡Ya se donde están mis llaves¡
¡En el trinchero de fijo…¡
¡Anda hijo¡
Tú que eres el más pequeño
y que corres como un galgo.
¡Sirve de algo¡
¡A ver si las tiene Pedro…
A ver si las tiene Juan…¡
¡Dónde están¡
Esas llaves endiabladas
van a ser mi perdición.
Con razón
suele decir mi marido
entre irónico y piadoso
(¡qué gracioso¡)
si fuesen las del rey Moro,
a las puertas de Granada,
y sentada en su montura o escabel
aún estaría esperando
¡Isabel!
Mi madre Eladia M-E. A.
8 comentarios:
Qué gracioso Terly y la comparación con Granada genial, pero ¿en serio perdía tu madre las llaves?
Es muy refrescante esta poesía.
Un beso
Me ha gustado, al principio creía que tu madre se arrancaba cantando "matarile rile rile" y luego he pensado que era una loa al Alzeimer...
finalmente una bella poesía.
saludos,
Estupendo. ¡Qué familia!
Un abrazo Terly.
Yo pierdo las llaves...¡Hasta en mis bolsillos!
Me puedo tirar un buen rato rebuscando en todos los bolsillos hasta encontrarlas...¡en Verano es más fácil, llevo menos ropa...!
Agradable, tierna y simpática poesía.
:-) Ays las llaves.
Quién no las ha perdido alguna vez?
Me gustó.
Muy gracioso el poema, y el tema común a muchos y muchas, yo tuve que tomar medidas extremas no sólo para no perderlas, sino para encontrarlas dentro de mis maxibolsos en un tiempo prudencial, les puse un llavero rectangular enorme y con un color verde fosforito que tiene una publicidad en letras azulonas, en fin, un horror para los ojos, pero enseguida las veo cuando las he dejado en algún sitio y nada más meter la mano en el bolso tropieza mi mano con el mamotreto del llavero- ¡¡Solucionado!!
bueno, las llaves nos dan algún que otro quebradero de cabeza
un placer leerte
Si, Militos, se pasó toda su vida buscando las llaves. Era la reina del despiste y yo, soy su príncipe heredero.
Aguijón:
No era alzheimer pero sí un despiste monumental, heredado de su padre.
Jesús Arroyo:
Gracias, Jesús.
Pedro:
Te cuesta encontrarlas porque no miras en las cacerolas.
Darilea:
Son una pesadilla y siempre estás donde nunca las hubieras dejado.
Shikilla:
Yo, a las mías, he pensado en ponerles un emisor de señales porque ni el color ni el tamaño creo que serían suficiente.
Santiago:
Gracias por tu visita. He visto que la presentación de tu libro fue todo un éxito, felicidades de nuevo.
Un abrazo para todos.
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