I S A B E L

De Terly

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I S A B E L.

El ruiseñor dejó impregnado el aire
con la música dulce de sus trinos,
desplegaron sus pétalos las flores
confundidas con un amanecer.
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La luz con su claror se hizo a raudales
y empujó con firmeza las tinieblas
al tiempo que en el suelo perfiló
la esbelta y larga sombra de un ciprés
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No, no estaba la noche equivocada
ni el Cielo vino a visitar tierra,
fue la luminiscencia de tus ojos;
¡tan sólo tu mirada!… Isabel.

Terly
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