Pablo Romero Montesino-Espartero
¿Qué nos está pasando?
España se ha convertido en el escenario por antonomasia del crimen en la Unión Europea. Los telediarios, las radios y demás medios destilan sangre y lágrimas-sudor no, porque se trabaja poco-convirtiendo la piel de toro en un pellejo sangrante y maloliente.
Los escasos crímenes pasionales de otra época, son ahora de consumo diario y de una brutalidad absolutamente desconocida hasta hace poco tiempo en nuestro país. Padres que asesinan a sus hijos y los incineran, madres que los degüellan, hijos que rebanan el cuello con katana a padres, maridos, novios o como quiera que se les llame a hora, que cuchillo en mano-siempre el arma blanca de por medio-rajan a sus mujeres destripándolas en la calle, suicidios a granel de gente defenestrándose, estampando sus sesos en las aceras…violencia gratuita en muchos casos y por doquier, repartida alícuotamente por habitante y año.
¿Qué nos está pasando?
La droga que pasaba por España camino del resto de Europa, se buscó piso y se instaló entre nosotros para siempre jamás. Las cárceles son ahora “ciudades” en las que purgan sus delitos una masa ingente de delincuentes a los que han aprehendido cientos de kilos de una cocaína que siempre la vemos en televisión cuando la incautan, pero nunca cuando la destruyen. ¿Quién ha visto arder en la hoguera los cientos de toneladas de marihuana o de cocaína de la cosecha anual?
¿Qué nos está pasando?
La enseñanza es como una puta a la que el chulo de turno la manipulase, la utilizase y la obligase a vestirse como a él le parece. Cuando el chulo la pierde, el siguiente la retoca, la maquilla, la explota y hasta le cambia su nombre. A veces no es uno sino varios que al no ponerse de acuerdo, la van deteriorando hasta el punto de que ya nadie quiere acostarse con ella, porque se ha convertido ante los ojos del mundo en algo que no produce más que ignorancia.
¿Qué nos está pasando?
Los políticos, esa clase tan merecidamente desprestigiada, hacen que Europa piense que el bandolerismo ha vuelto no solo a Sierra Morena, que también y en abundancia, sino a toda Iberia con lo cual la tan traída y llevada Marca España la están enterrando viva con el pesar de los eficientes empresarios exportadores que con su buen hacer, nos están sacando de la crisis; y que quede constancia, que el turismo entra en el saco de nuestras ventas al exterior.
En su lucha fratricida por el poder, no son capaces de defender el interés común del Estado con coaliciones naturales y no contra natura, ¡qué va...¡ ellos a lo suyo pensando que los que están gobernando ya han “chupado” bastante y ahora les toca a ellos, aún a sabiendas de que no podrán hacerlo mejor.
La obra pública, auténtico pesebre para la casta, queda descalificada en su totalidad y bajo sospecha, desde el momento en que se construye a ultranza de todo sentido común, quedando algunas obras como monumento a la comisión, sin otro aprovechamiento que el propio de quien la hace y del que la cobra, despilfarrando en autopistas por las que nadie circula, Aves a mansalva anteponiéndolos a líneas comerciales de mercancías y aeropuertos en los que ni tan siquiera ultraligeros los aprovechan o desaladoras inviables por la acción de políticos podridos... Partidas del presupuesto nacional, que podrían haber servido para mejorar lo que ya tenemos y no para tirarlas por la borda.
Los corruptos entran con cuentagotas en las cárceles, permitiéndoseles que sus delitos prescriban (ERES) o que su paso por ellas sea puramente tangencial. Dicen que los hay honrados, pero lo cierto y verdad es que el honrado si lo hubiera, no debería emplear el “hoy por ti, mañana por mí” para mejorar su credibilidad tan denostada por aquellos.
No se libra ningún estamento o institución, todos tienen su porcioncilla de amiguetes de la comisión y la mamandurria. No hay que generalizar-dicen- por supuesto que no, pero la mácula que produce un solo caso, es tinta de calamar que a todos mancha, sembrando la duda y la desconfianza de aquello que siempre tuvo nuestro respeto y admiración como la institución monárquica y hasta la Iglesia se ha visto mancillada por elementos abominables cuyas fechorías- a veces- nos han sido escamoteadas.
¿Qué nos está pasando?
El “terrorismo” forestal viene a veces causado por individuos descontentos o cabreados, al ver que no se atienden sus reivindicaciones y en cambio se derrocha en acciones forestales que solo benefician a cuatro, tras las cuales los montes quedan sucios, abandonándose en sus suelos los restos de las entresacas y a veces el producto de las mismas, convirtiendo los pinares en auténticos polvorines. ¿Qué pasaría si ahorráramos un poco en medios aéreos y lo dedicáramos a la limpieza de los montes en invierno?
¿Qué nos está pasando?
Desde que aquél alcalde madrileño dio la señal de salida a la “movida”, nuestra juventud, aquella de la horchata, el Trinaranjus, la Coca-Cola y el merengue, cogió la bolsa de plástico, se fue al super y la llenó de botellas de ginebra, ron y whiskey para en compañía de la coleguita o del colega, siguiendo indicaciones del alcalde, se colocara en el “botellón” para preocupación de genitores y autoridades, que solo reaccionaron cuando se vieron desbordados por la marea de comas etílicos en menores.
¿Qué nos está pasando?
A la voz de “papeles para todos” de aquél nefasto ministro socialista, se abrió la espita de la inmigración descontrolada, causa primigenia de lo que está sucediendo en el Mediterráneo. Europa entera debería hace ya tiempo haberle pasado factura, enviándolo a África con alguna ONG y en cambio por ahí anda dando lecciones de no se sabe qué, pero con sueldo del Estado, por supuesto.
¿Qué nos está pasando?
La criminalidad moderada de los años 70 se ha convertido en una hiena que siempre está rondando allá donde está la propiedad privada. Te vas de vacaciones y si no tienes un buen seguro que te cubra las espaldas, puede que a la vuelta te hayan reventado la puerta de casa y te la hayan vaciado y santa Rita, Rita... o peor aún, lo hacen mientras estás durmiendo o a la brava. Las cárceles están saturadas de indeseables, que entran y salen de ellas como las ranas en una charca.
¿Qué nos está pasando?
Televisiones, radios y medios desvirtuaron con su lenguaje adquirido del terrorismo y el independentismo el sentido de las cosas que pasaban y pasan en España, entrando en el juego de unos y otros, con lo cual les dábamos y continuamos dándoles carta de naturaleza. Por un lado admitimos términos de la jerga terrorista de ETA, con lo cual una buena parte del combate estaba perdido de antemano, por otro aceptamos que el idioma del independentismo se nos metiera por la puerta principal en la televisión nacional, sin tener en cuenta que no es el idioma de todos los españoles y que por si esto fuera poco, hay una población importante de ciegos y disminuidos visuales, que no pueden leer los “karaokes” por lo que son discriminados en las intervenciones en TV de los políticos catalanes. Más cesión sin beneficio político alguno, como se está viendo de manera palmaria.
¿Qué nos está pasando?
El deporte, orgullo nacional por el que los españoles sentimos cierto patriotismo, enarbolando nuestra vituperada y maltrecha bandera, tiene de positivo que nos une si ganamos, si perdemos, arremetemos contra nuestros representantes olvidándonos muy pronto de las glorias precedentes y de los éxitos alcanzados por los deportistas. Aquí cabe hacer un inciso. Está bien que quienes en confrontaciones internacionales asumen la responsabilidad de representar a España, tengan una compensación digna, muy digna o espléndida. Pero ¿y los que se representan a sí mismos? ¿no es algo obsceno que un señor, por correr tras una pelota durante 90 minutos tenga unos ingresos de 30 millones de euros al año? Oiga, ¡que son 5.000.000.000 millones de pesetas al año¡ ¿No es para freírlo a impuestos a él y a quien se los paga?
¿Qué nos está pasando?
Las mal llamadas Comunidades Autónomas- de comunes nada tienen y de autónomas menos-son como un enfermo hemorrágico al que por más que se le transfunda sangre, no se logra su recuperación. El suero, nuestros impuestos, sudor y lágrimas de los trabajadores españoles, antes que aliviar la hemorragia, la empeora, a más suero más problemas, más necesidades, más desapego e insolidaridad.
A los señores políticos de las Comunidades, nadie les ha dicho que la mitad son una auténtica lacra y que podían irse a sus casas sin que nada ocurriera. Hemos centuplicado la nómina de ellos, pasando por la izquierda y la derecha a la de los EEUU con más de 300 millones de ciudadanos y endeudándonos día a día euro a euro, con la voracidad de un león, sin que nadie ponga freno al desenfreno.
Algunos de ellos, levitan como Santa Teresa al escuchar la palabra independencia, palabra mágica que los eleva del sillón o poltrona, hasta el techo de los hemiciclos, sin pensar, que el techo es de cemento y que para traspasarlo se hace necesaria la fuerza.
¿Qué nos está pasando?
Pues yo si sé lo que nos está pasando. Nos está pasando, que no tenemos aún la suficiente madurez democrática que pudiera engendrar políticos capaces de dar a España, lo que otras naciones democráticas europeas han conseguido con los suyos. Unidad, vertebración, orgullo de nación, solidaridad territorial, amor patrio, respeto hacia símbolos e instituciones...estamos aún en la lactancia y aunque se nos llene la boca con la palabra democracia a cada instante del día y de la noche, no la hemos alcanzado plenamente, por una simple y llana razón, la que tenemos nos costó bien poco conseguirla.
¡Democracia sí, pero no a la española¡
Pablo Romero Montesino-Espartero
España se ha convertido en el escenario por antonomasia del crimen en la Unión Europea. Los telediarios, las radios y demás medios destilan sangre y lágrimas-sudor no, porque se trabaja poco-convirtiendo la piel de toro en un pellejo sangrante y maloliente.
Los escasos crímenes pasionales de otra época, son ahora de consumo diario y de una brutalidad absolutamente desconocida hasta hace poco tiempo en nuestro país. Padres que asesinan a sus hijos y los incineran, madres que los degüellan, hijos que rebanan el cuello con katana a padres, maridos, novios o como quiera que se les llame a hora, que cuchillo en mano-siempre el arma blanca de por medio-rajan a sus mujeres destripándolas en la calle, suicidios a granel de gente defenestrándose, estampando sus sesos en las aceras…violencia gratuita en muchos casos y por doquier, repartida alícuotamente por habitante y año.
¿Qué nos está pasando?
La droga que pasaba por España camino del resto de Europa, se buscó piso y se instaló entre nosotros para siempre jamás. Las cárceles son ahora “ciudades” en las que purgan sus delitos una masa ingente de delincuentes a los que han aprehendido cientos de kilos de una cocaína que siempre la vemos en televisión cuando la incautan, pero nunca cuando la destruyen. ¿Quién ha visto arder en la hoguera los cientos de toneladas de marihuana o de cocaína de la cosecha anual?
¿Qué nos está pasando?
La enseñanza es como una puta a la que el chulo de turno la manipulase, la utilizase y la obligase a vestirse como a él le parece. Cuando el chulo la pierde, el siguiente la retoca, la maquilla, la explota y hasta le cambia su nombre. A veces no es uno sino varios que al no ponerse de acuerdo, la van deteriorando hasta el punto de que ya nadie quiere acostarse con ella, porque se ha convertido ante los ojos del mundo en algo que no produce más que ignorancia.
¿Qué nos está pasando?
Los políticos, esa clase tan merecidamente desprestigiada, hacen que Europa piense que el bandolerismo ha vuelto no solo a Sierra Morena, que también y en abundancia, sino a toda Iberia con lo cual la tan traída y llevada Marca España la están enterrando viva con el pesar de los eficientes empresarios exportadores que con su buen hacer, nos están sacando de la crisis; y que quede constancia, que el turismo entra en el saco de nuestras ventas al exterior.
En su lucha fratricida por el poder, no son capaces de defender el interés común del Estado con coaliciones naturales y no contra natura, ¡qué va...¡ ellos a lo suyo pensando que los que están gobernando ya han “chupado” bastante y ahora les toca a ellos, aún a sabiendas de que no podrán hacerlo mejor.
La obra pública, auténtico pesebre para la casta, queda descalificada en su totalidad y bajo sospecha, desde el momento en que se construye a ultranza de todo sentido común, quedando algunas obras como monumento a la comisión, sin otro aprovechamiento que el propio de quien la hace y del que la cobra, despilfarrando en autopistas por las que nadie circula, Aves a mansalva anteponiéndolos a líneas comerciales de mercancías y aeropuertos en los que ni tan siquiera ultraligeros los aprovechan o desaladoras inviables por la acción de políticos podridos... Partidas del presupuesto nacional, que podrían haber servido para mejorar lo que ya tenemos y no para tirarlas por la borda.
Los corruptos entran con cuentagotas en las cárceles, permitiéndoseles que sus delitos prescriban (ERES) o que su paso por ellas sea puramente tangencial. Dicen que los hay honrados, pero lo cierto y verdad es que el honrado si lo hubiera, no debería emplear el “hoy por ti, mañana por mí” para mejorar su credibilidad tan denostada por aquellos.
No se libra ningún estamento o institución, todos tienen su porcioncilla de amiguetes de la comisión y la mamandurria. No hay que generalizar-dicen- por supuesto que no, pero la mácula que produce un solo caso, es tinta de calamar que a todos mancha, sembrando la duda y la desconfianza de aquello que siempre tuvo nuestro respeto y admiración como la institución monárquica y hasta la Iglesia se ha visto mancillada por elementos abominables cuyas fechorías- a veces- nos han sido escamoteadas.
¿Qué nos está pasando?
El “terrorismo” forestal viene a veces causado por individuos descontentos o cabreados, al ver que no se atienden sus reivindicaciones y en cambio se derrocha en acciones forestales que solo benefician a cuatro, tras las cuales los montes quedan sucios, abandonándose en sus suelos los restos de las entresacas y a veces el producto de las mismas, convirtiendo los pinares en auténticos polvorines. ¿Qué pasaría si ahorráramos un poco en medios aéreos y lo dedicáramos a la limpieza de los montes en invierno?
¿Qué nos está pasando?
Desde que aquél alcalde madrileño dio la señal de salida a la “movida”, nuestra juventud, aquella de la horchata, el Trinaranjus, la Coca-Cola y el merengue, cogió la bolsa de plástico, se fue al super y la llenó de botellas de ginebra, ron y whiskey para en compañía de la coleguita o del colega, siguiendo indicaciones del alcalde, se colocara en el “botellón” para preocupación de genitores y autoridades, que solo reaccionaron cuando se vieron desbordados por la marea de comas etílicos en menores.
¿Qué nos está pasando?
A la voz de “papeles para todos” de aquél nefasto ministro socialista, se abrió la espita de la inmigración descontrolada, causa primigenia de lo que está sucediendo en el Mediterráneo. Europa entera debería hace ya tiempo haberle pasado factura, enviándolo a África con alguna ONG y en cambio por ahí anda dando lecciones de no se sabe qué, pero con sueldo del Estado, por supuesto.
¿Qué nos está pasando?
La criminalidad moderada de los años 70 se ha convertido en una hiena que siempre está rondando allá donde está la propiedad privada. Te vas de vacaciones y si no tienes un buen seguro que te cubra las espaldas, puede que a la vuelta te hayan reventado la puerta de casa y te la hayan vaciado y santa Rita, Rita... o peor aún, lo hacen mientras estás durmiendo o a la brava. Las cárceles están saturadas de indeseables, que entran y salen de ellas como las ranas en una charca.
¿Qué nos está pasando?
Televisiones, radios y medios desvirtuaron con su lenguaje adquirido del terrorismo y el independentismo el sentido de las cosas que pasaban y pasan en España, entrando en el juego de unos y otros, con lo cual les dábamos y continuamos dándoles carta de naturaleza. Por un lado admitimos términos de la jerga terrorista de ETA, con lo cual una buena parte del combate estaba perdido de antemano, por otro aceptamos que el idioma del independentismo se nos metiera por la puerta principal en la televisión nacional, sin tener en cuenta que no es el idioma de todos los españoles y que por si esto fuera poco, hay una población importante de ciegos y disminuidos visuales, que no pueden leer los “karaokes” por lo que son discriminados en las intervenciones en TV de los políticos catalanes. Más cesión sin beneficio político alguno, como se está viendo de manera palmaria.
¿Qué nos está pasando?
El deporte, orgullo nacional por el que los españoles sentimos cierto patriotismo, enarbolando nuestra vituperada y maltrecha bandera, tiene de positivo que nos une si ganamos, si perdemos, arremetemos contra nuestros representantes olvidándonos muy pronto de las glorias precedentes y de los éxitos alcanzados por los deportistas. Aquí cabe hacer un inciso. Está bien que quienes en confrontaciones internacionales asumen la responsabilidad de representar a España, tengan una compensación digna, muy digna o espléndida. Pero ¿y los que se representan a sí mismos? ¿no es algo obsceno que un señor, por correr tras una pelota durante 90 minutos tenga unos ingresos de 30 millones de euros al año? Oiga, ¡que son 5.000.000.000 millones de pesetas al año¡ ¿No es para freírlo a impuestos a él y a quien se los paga?
¿Qué nos está pasando?
Las mal llamadas Comunidades Autónomas- de comunes nada tienen y de autónomas menos-son como un enfermo hemorrágico al que por más que se le transfunda sangre, no se logra su recuperación. El suero, nuestros impuestos, sudor y lágrimas de los trabajadores españoles, antes que aliviar la hemorragia, la empeora, a más suero más problemas, más necesidades, más desapego e insolidaridad.
A los señores políticos de las Comunidades, nadie les ha dicho que la mitad son una auténtica lacra y que podían irse a sus casas sin que nada ocurriera. Hemos centuplicado la nómina de ellos, pasando por la izquierda y la derecha a la de los EEUU con más de 300 millones de ciudadanos y endeudándonos día a día euro a euro, con la voracidad de un león, sin que nadie ponga freno al desenfreno.
Algunos de ellos, levitan como Santa Teresa al escuchar la palabra independencia, palabra mágica que los eleva del sillón o poltrona, hasta el techo de los hemiciclos, sin pensar, que el techo es de cemento y que para traspasarlo se hace necesaria la fuerza.
¿Qué nos está pasando?
Pues yo si sé lo que nos está pasando. Nos está pasando, que no tenemos aún la suficiente madurez democrática que pudiera engendrar políticos capaces de dar a España, lo que otras naciones democráticas europeas han conseguido con los suyos. Unidad, vertebración, orgullo de nación, solidaridad territorial, amor patrio, respeto hacia símbolos e instituciones...estamos aún en la lactancia y aunque se nos llene la boca con la palabra democracia a cada instante del día y de la noche, no la hemos alcanzado plenamente, por una simple y llana razón, la que tenemos nos costó bien poco conseguirla.
¡Democracia sí, pero no a la española¡
Pablo Romero Montesino-Espartero
2 comentarios:
Cómprate un buen casco ,valiente. Pablo
Fantástico, amigo... y yo que venía a darte las gracias por hacerme reir tanto con lo que me dejaste en el blog de Lola...GRACIAS, ERES UNA GRAN PERSONA
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