12 ago 2008

MI CASA

En el post anterior os presenté a mis padres y hoy me toca hacer lo propio con mi casa de Cáceres en la que nací me crié, pasé mi niñez, mi juventud, y en resumidas cuentas los años, por despreocupados, más felices de mi vida..
Era un chalet construido por un pariente nuestro, arquitecto catalán,
pero sin embargo el diseño y la arquitectura eran de un estilo más bien vasco. Un oasis vascongado en el querido Cáceres de mi Extremadura.
Constaba de dos viviendas, la de abajo (planta baja) que era habitada por unos tíos míos a los que queríamos muchísimo y donde yo, para coincidir con mis primos, pasaba gran parte del día. La de arriba, la ocupábamos nosotros, mis padres, los seis hermanos y otro tío que durante algunos años vivió unido a nuestra familia.




Los recuerdos, por aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, son fantásticos aunque
en ese periodo vivimos todas las dificultades propias de la posguerra y que no fueron pocas.
La hora de la comida era el momento más divertido del día. Nueve bocas hambrientas en un periodo en el que encontrar algo de comer era sumamente dificultoso, a veces imposible de conseguir. No existía nadie que te vendiera algo que pudiera saciar tu hambre, pero ello no era
óbice para que se pusiera la mesa con todos los utensilio necesarios para un buen yantar y esto conllevaba las bromas, risotadas y carcajadas de todos los comensales que sentados alrededor de la mesa hacíamos ruido con las cucharas sobre el plato, pero al estar vacío no comíamos nada. Mantel, cucharas, tenedores, cuchillos, cucharillas de postre, vasos, platos hondos y llanos, servilletas, no faltaba de nada, lo único que no había era comida, pero este pequeño detalle, a mi hermana Anita, encargada de poner la mesa, no le impedía realizar su labor al detalle y con buen humor.

Ponme un poco más de cocido, decía burlonamente uno de mis hermanos, oye, no te pases que ya has comido bastante, le contestaba otro, ¿me quieres pasar la carne? Este pan está un poco duro, mira en la despensa a ver si hay pan de hoy, ¿Qué queréis de postre? decía mi hermana mayor socarronamente, momento en el que se presentó mi madre con un trocito de chorizo, del tamaño de un dedal, cogido con dos dedos por el rabo o cuerda de lo que en su día debió ser un chorizo de verdad y que había encontrado en no se qué rincón recóndito de la despensa. En ese mismo instante, mi hermano Pablo, al que nunca le ha faltado la ironía la gracia y el buen humor, no se le ocurrió otra cosa que preguntarle con voz solemne: ¿Mamá…has hecho matanza…? Fue una explosión de risa orquestada por todos los hermanos pero a ella que no hacía más que pensar durante todo el día de donde podía sacar algo para darnos de comer, no le hizo ninguna gracia y se echó a llorar.
Como veis, tiempos duros pero divertidos. Y así, con este buen humor, continuamos los hermanos que cuando estamos todos reunidos, cosa que hacemos con bastante frecuencia, somos incapaces de tomarnos nada en serio.
En mi próximo post, para ir completando una serie de cuatro “íntimos y familiares” contaré algo sobre Cáceres, mi ciudad a la que tanto amo.

Terly

10 comentarios:

Militos dijo...

Que preciosa casa. Sin dudar te la cambiaría por la mía de O'Donnell, con balcón incluido.
Y que bonita narración de postguerra. Yo no sé si os pasaba como a mis hermanos y a mí que, a pesar de la obscuridad con que los que no la vivieron retratan esos años y a pesar de la escasez. lo recordais como tiempos felices.

Creo que mañana me voy al campo y no sé cuando volveré pero haré lo posible por leer estos momentos íntimos que son encantadores.
Besos

Pedro dijo...

En mi casa, comíamos a la carta.
Sacaba mi madre la baraja y al que le tocaba el as de oros, era el que comía...
Otros días, si había sopa, era la "cucharada y paso atrás" por orden riguroso.
Pero los fines de semana, comíamos "a la francesa" "Quelque chose a le rien de rien" y si no había "quelque chose", nos teníamos que conformar con "rien de rien". (la receta la podéis ver en mi blog, sección "recetas para inútiles" del 14 de Enero.

¡Preciosa casa Terly!

lojeda dijo...

Bonitos post, Terly.
¡Cómo se viven los recuerdos de la infancia! ¿Verdad?
Es bonito de vez en cuando recordar nuestra infancia, nuestra casa familiar, el olor que había en ella, las personas que nos rodeaban, las comidas que hacíamos...
Yo muchas veces hago un ejercicio de memoria y me gusta ver cuando vivía con mis padres y hermanos.
¡Era todo tan distinto! La manera de vivir muy simple pero con mucha felicidad.
Ahora somos felices, pero nos hemos complicado tanto la vida, que la mayoría de las veces no tenemos tiempo ni de disfrutarla.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Que buenas entradas y la noticia, ya estás de regreso. ¡Enhorabuena!. Un crónica que me encantó.
Un abrazo, Martha

j.a.varela dijo...

Me asomo a tu blog desde muy lejos para agradecer tu visita. Ya lo leeré con más atención pero por lo que vi me parece estupendo.

Juan

Anónimo dijo...

Tely,
muchas gracias por tu visita. Te la devuelvo, y ya me tienes ganado como asiudo visitante.

AleMamá dijo...

Qué cosas tan inpactantes cuentas con gracia. El tiempo todo lo pone en su lugar.

Lindo post, y lo mejor es lo que cuentas de tus encuentros con tus hermanos, como gozan.

Saludos

Anónimo dijo...

Querido Terly, Por fin te escribo de California ... Que precioso es el post ... Puedo imaginaros alrededor de la mesa a la hora de comer, los ninos y los padres, en un tiempo aun dificil y mas simple pero quizas mas feliz ..

Te conocemos mas con cada cosa que escribes, especialmente las de tu familia y de la bonita Caceres.
Nos gustan las narraciones y los poemas. Siempre tocan el corazon.

Abrazos de California y perdona el espanol mio Ha sido casi siglos desde he tenido la oportunidad de estar en Espana.
Nancy (y Ted tambien)

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Militos:
Tienes toda la razón, mis hermanos y yo recordamos estos tiempos como muy felices a pesar de todas las necesidades que sufrimos, fueron tiempos muy, pero que muy difíciles pero la unión que existía en nuestra familia ayudaba mucho a superar esas dificultades. Creo que tener una familia unida es una de las cosas más bonita que nos puede suceder.

Pedro:
Esas comidas a la carta esperando que te saliera el as de oros, tambien las hacíamos en mi casa, el problema era que muchas veces el as de oro no le salía a ninguno de la familia.

Lojeda:
Ahora lo que nos sucede es que nos creamos muchas necesidades que antes no lo eran y al no conseguirlas todas, somos infelices.

Martha:
Gracias por tu comentario y por considerar como noticia que haya regresado de mis vacaciones. En breve te visito.

J.A.Varela:
Te agradezco tu visita. Ya ves que la distancia no es ningún impedimentos para realizar nuevas amistades.

Familia sin apuros:
Gracias por tu visita y un besito, quedito, quedito a tu futuro bebé.

Alemamá:
Me encantan las reuniones con los hermanos pero últimamente hemos tenido la pérdida del mayor y ha sido muy doloroso, no obstante, cuando nos reunimos siempre contamos con su viuda que nos aviva los recuerdos.

Queridos Nancy y Ted:
Me encanta teneros como nuevos visitantes. Os agradezco mucho vuestro bonito comentario escrito en un español "perfecto"
También yo os envío un abrazo dirigido desde España hasta California.

Un saludo y abrazos para todos.

Anónimo dijo...

Anécdota:
Alguien llamó a la puerta de esa casa. Corría el año 1946 y me tocó abrirla a mí.
Una pareja, hombre y mujer algo desarrapados y mugrientos, aparecieron bajo el quicio. Hablaban un idioma que a mis 9 años no entendía. Acudió la "mamma" y con su perfecto francés, les invitó a entrar y a sentarse alrededor de la mesa camilla. Eran franceses huyendo de la ocupación nazi de Francia. Él era piloto de aviación e intentaba cruzar la frontera para embarcar en Lisboa hacia Inglaterra y seguir luchando en el bando aliado. Nos pidieron que les diéramos algo de comida, estaban hambrientos.
Haciendo alarde de su solidaridad, la "mamma" les puso en un plato un trozo de pan con un trozo de chorizo.
Contaron su epopeya para cruzar los Pirineos y agradecidos se despidieron con la promesa de que desde Inglaterra nos escribirían.
Nunca llegó esa carta esperada.