EL HIGO EXTREMEÑO

Parece ser que no corren buenos tiempos para nuestra exquisita pasta de higo por culpa de que griegos y turcos con higos de peor calidad pero más baratos, nos están haciendo perder competitividad en los mercados de Estados Unidos. Nuestro árbol bíblico, que junto con la encina tanta hambre nos quitara en la posguerra, se está viendo desatendido y semiabandonado, sirviendo su fruto en algunas grandes plantaciones de higueras en la provincia de Badajoz, para alimento de cerdos en montanera.
Supongo que el famoso bombón de higo, producto magnifico de la imaginación de un emprendedor iluminado, jamás podría absorber los excedentes que nuestra bien amada Extremadura produce de forma casi regalada de este fruto. Por supuesto que no, pero no cabe duda de que su inventor merece la consideración de todos. De una parte por los puestos de trabajo creados, de otra por la publicidad que de nuestra tierra hace producto tan exquisito. Lástima que nuestra sociedad esté actualmente tan sobrada de calorías.
Retomando la cuestión; hace muchos años, viviendo en Cataluña, frente a nuestra casa y sobresaliendo de la pared del jardín de un antiguo chalet, una centenaria higuera repartía sombra a los viandantes, higos buenísimos a su dueña y alegría y verdor a nuestra calle. De aquella higuera, en señal de buena vecindad, su dueña regalaba a aquellos vecinos que piropeaban tan hermoso árbol, un buen cubo de higos riquisimos, pero que éramos incapaces de consumir, sobre todo si la cosecha había sido buena, ya que entonces, en lugar de un cubo, llegaban dos y hasta tres.
Mi mujer trataba con la mayor delicadeza de rehusar tanto higo a los cuales no sabíamos como dar salida entre amigos y familiares. La señora como buena catalana, que de dulces y reposterías sabía un rato, le preguntó un buen día a mi esposa, qué tal le salía la mermelada.
"¿La mermelada...?, ¿qué mermelada?", contestó.
"Si mujer, la de los higos que le regalo."
"Pero, ¿cómo quiere usted que haga mermelada con los higos, con tanto pipo como tienen?"
"Pero mujer...¡los pipos se sacan con el colador¡"

El secreto estaba en el colador y en la flotabilidad de todo cuerpo leñoso de densidad menor que la del agua. Los pipos flotaban luego de la primera cocción. ¡ El problema estaba resuelto¡
La mermelada, que a partir de aquel momento empezó a hacer mi mujer, era la más rica que jamás había comido y en Inglaterra he comido mermelada “por un tubo”.
Moraleja : Si del higo la pasta no funciona, diversifica tu oferta, fabricando mermelada de la vieja.
Ingredientes para un kilogramo de higos: medio vaso de agua. Dos cucharadas grandes de zumo de limón. Medio kilogramo de azúcar.
Procedimiento: Partir los higos sin pelar y ponerlos con todos los ingredientes en una cazuela. Ponerla a calentar y triturar con la batidora.
Al primer hervor espumar con un colador. Esperar que espese y envasar en un frasco esterilizado.
Para la industria tanto la proporción como el procedimiento, lo dejo en manos de los doctores de la conserva. El mercado europeo está esperando y nuestra miel puede ser un buen ejemplo a copiar.
No me deis las gracias, no las merece.

Mi hermano Pablo R. M-E.