HISTORIAS
DE AYER
Nací cuando las calles
eran de piedra y barro
y los escasos coches existentes
tocaban siempre la bocina,
era el signo del pudiente
durante aquellos años de posguerra.
En el parque jugábamos al aro,
al escondite,
al clavo y las canicas,
la peonza las chapas y al rescate.
la peonza las chapas y al rescate.
Al futbol, justo en medio de la calle,
gozando en plena libertad
la “dolce vita”
del muchacho.
En fiestas, era casi obligatorio
lucir nuestras
mejores galas
y pasearlas por la gran Plaza Mayor
intentando
conquistar
aquella chiquilla
de sonrisa dulce.
Aunque escaso, tenía un estipendio,
tres pesetas de
paga los domingos
que debían durarme la semana.
La cifra no llegaba para mucho:
un cono de
pipas
hecho con hoja
de periódico,
un raspado de
hielo
impregnado con zumos de colores
impregnado con zumos de colores
y cuatro
cigarrillos de "Ideales"
que ante las féminas de corta edad
hacían que te vieran todo un hombre.
hacían que te vieran todo un hombre.
¿Estudiar?, nunca lo hice con exceso,
jamás quise
competir
con mis amigos más queridos,
la base de una buena amistad,
debe cuidarse con enorme tacto.
Viví en la calle de “las pulmonías”
sobrenombre acertado por demás,
a mí me visitó
una doble
y quiso que
salvara la vida
la recién
descubierta penicilina.
Ya soy viejo, aunque no me he dado cuenta,
Ya soy viejo, aunque no me he dado cuenta,
sólo en años,
que nadie me “eutanasie”,
mi espíritu de
niño sigue intacto.
Me he montado
un columpio
en la rama del tilo del
jardín.
¡Lo mío siempre
ha sido columpiarme!
JJRME
(Terly)
4 comentarios:
Si, si, pero te libraste de la Guerra Civil...¡¡¡
Anónimo:
Sí, sí, pero tú te has librado de la inmersión, de Torra y Puigdemón...
qué preciosidad!!! Te has ganado un abrazo
Mª Ángeles Cantalapiedra:
Qué ilusión, tendré que escribir más y mejor para seguir merenciéndolos.
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