¡ SALVE !

De
Pablo Romero Montesino-Espartero
(Mi hermano)
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Hoy recibo esta aportación de mi hermano Pablo y sin poner ni quitar una coma, tal como recibo su e-mail, después de copiarlo, aquí lo pego. (Terly)
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.Hola Juanjo:
Ahí te mando una anécdota vivida ayer. Espero que si la publicas, no me excomulgue alguno de tus “fieles” amigos.
Un abrazo
Pablo..
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ANÉCDOTA..
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No soy un practicante asiduo en cuanto a la asistencia a misa se refiere. Creo firmemente en la existencia de un Ser Supremo que yo, personalmente, lo encuentro contemplando la naturaleza y sobre todo cuando me extasío admirando el firmamento. Ahí lo veo en toda su dimensión.

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Pienso que la imaginería religiosa ha sido hecha por manos pecadoras, por tanto solo puedo admirar en ella, el arte que representa en sí misma, pero no mucho más, sobre todo si esa imaginería está llena de polvo o abandonada por falta de atención y cuidados.
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Pero sucede, que a veces siento también yo la necesidad de entrar en una iglesia y rezar como me enseñaron mis padres y en el colegio de frailes en que cursé mis estudios primarios y de bachillerato. Ayer fue uno de esos días.

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A mi derecha, tuve durante toda la celebración a un señor de mediana edad, que con una voz envidiable, cantó y rezó a voz en grito toda la liturgia del acto, mientras el que esto escribe, se hacía un lío en el credo, el padrenuestro y el yopecador, debido a que aún hoy, soy incapaz de asumir los cambios habidos en la letra de estas oraciones. Me sentí acomplejado durante toda la misa al no poder competir con mi compañero de banco y me limité a decir Amén, cuando así lo requería la ocasión, pero con voz firme y rotunda, con el fin de que no me tomara por un “outsider” que estaba allí para curiosear.
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En un momento dado, el celebrante nos llamó al rezo de la Salve en latín. Para mi regocijo, el barítono se quedó mudo como una pared y con toda mi voz, que tampoco es manca, recé la Salve que aprendí de joven en el Colegio San Antonio de Padua de Cáceres, marcando bien los tiempos y con una pronunciación en latín de antes de la Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II.
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Terminada la misa, en el momento de abandonar el banco, le eché una mirada y le dije : ¡salve¡ , pero no me contestó.

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Pablo (Simbad)

Mi hermano

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