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Hoy, días de San Pedro y San Pablo, hubiese sido el santo de mi padre y en recuerdo a él escribo esta entreda:
PD. Este post lo tenía preparado para publicarlo el día de San Pedro y San Pablo pero he creido conveniente aplazarlo para publicar, a petición de GARCÍA FRANCÉS, el del llamamiento de esa pobre anciana cubana que está perdiendo a su hijo en una carcel de la isla.------------------------------------
Cuando aún era un niño, no contaría más de 7 años, una de mis mayores alegrías me la proporcionaba acompañar a mi padre para verle jugar al tenis. Me llevaba caminando de la mano a un lugar campesino, apartado de la ciudad de Cáceres pero no excesivamente lejano, que todos en mi casa conocíamos como “La Huerta del Conde” Allí existía una de las pocas pistas donde se podía practicar este deporte en el Cáceres de los años 1945-1950
HACIA EL FINAL DE LA TARDE
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Cerrándoseme va el poniente
tras finos cendales de oro viejo
y una deleitosa sinfonía,
dulce y serena,
emerge de las aguas del regato
alegrando el declinar
de esta tarde campesina.
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Bajo un tímido olor a juncos,
el humedal queda en silencio.
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Allá, hacia un vetusto árbol,
huyen asustados los pardales,
sin que mi apacible pisada
impida en la escapada su temor.
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Un asno mirando al cielo,
lanza al aire sus rebuznos;
tristes lamentos de que a él
también se le escapa el día.
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Mientras la luz del valle
apagando va su brillo,
el añil se mancha ya de Venus
declarando solemnemente
el final inevitable de la tarde.
Terly