VENTISCAS
Sobre los verdes pinos del collado
Sobre los verdes pinos del collado
la blanca nieve de pudores llena,
en ingrávidos copos descendía;
la corralada, el abejar, la aceña,
-en el ribazo cual la esfinge muda-
con su manto de armiño se hermosean.
Sumido en la blancura está el sendero,
los riscos, el arroyo, la maleza;
un cierzo helado de la muerte nuncio
el éter hiende cual sutil saeta…
Apriscan el ganado los pastores,
crepita el fuego en la majada yerta
y un tétrico ulular el viento finge
al cruzar presuroso entre las peñas…
¡No es menos dura la mortal ventisca
que en mi pecho el dolor desencadena!
Mi padre Pedro R.M.