De
Pablo Romero Montesino-Espartero
(Mi hermano)
CARTA DESDE YUGOSLAVIA
Koper, Agosto de 1969
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Hemos pasado del verano austral a la primavera europea, dejando atrás en un mes de navegación, el Pacífico, el Atlántico, el Mediterráneo y finalmente el Adriático, al norte del cual se encuentra el coqueto puerto de Koper en la costa de Capo d´Istria y que visito por segunda vez.
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Llego a este puerto tras la muerte de mi padre. El día del accidente me encontraba en mitad del Atlántico y supe de la noticia por medio de un radiograma frío y poco meditado que decía así:“Tus padres sufrieron un grave accidente de automóvil, desembarca enseguida” Tuvieron que transcurrir quince días para que el barco llegara al primer puerto español. Fueron días de incertidumbre, tristeza y miedo a saber más, hasta que pudiera comunicarme con la familia por teléfono. Mi madre, imaginándose mi grave preocupación, una vez fuera de peligro, hizo llegar a mis manos nada más atracar en Tarragona, una carta tranquilizadora. El mero hecho de ver su letra, produjo en todo mi cuerpo una reacción en la que el llanto y la alegría se mezclaron, abriendo ante mis ojos una luz de esperanza. Fue la carta que a lo largo de mi vida, ha mantenido en mi corazón la huella imborrable del amor de mi madre. Siempre quiso que el primer saludo a mi llegada a puerto fuera su carta, me encontrara en la parte del mundo en que me encontrara. Llegué tarde a Cáceres para poder ver con vida a mi padre y egoístamente pienso que fue lo mejor para mí. Los acontecimientos en el San Pedro de Alcántara y la falta de atención de algunas personas en su cuidado, hubieran aumentado mi pena como les ocurriera a mis hermanos. Nadie podrá quitarme ya el recuerdo de ver a mi padre ilusionado con su coche y disfrutando de la lectura bajo una encina o recitando poesías a mi madre mientras el sol se ocultaba tras la Sierra de San Pedro, y todo ello gracias precisamente a la movilidad que su Renault Dauphine le permitía, y que fue la causa de su accidente.
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El día en que éste ocurrió, -y ajeno de la desgracia-, al igual que todos los demás días del viaje, hice mis cálculos con las estrellas para situar en la carta náutica la posición del barco. Son observaciones que me corresponden como Primer Oficial, al alba y al ocaso, y que representan una hora de operaciones matemáticas engorrosas. En mi cuaderno de cálculos del viaje desde Panamá a Tarragona no hubo un solo día que me fallaran mis números, tan solo en la fecha del accidente aparecen los cálculos del alba y del ocaso inacabados...
Pablo R.M-E. (Simbad)